La etología es la
disciplina que tiene por objeto el estudio del
comportamiento animal. A pesar de que el interés del ser humano por entender dicha conducta se remonta a miles de años atrás, no ha sido hasta la segunda mitad del siglo XX cuando la
etología se ha consolidado como
ciencia.
La especialidad de la etología encaminada tanto a la descripción como a la explicación del
comportamiento de los
doggies se conoce como etología canina. El conocimiento de esta materia puede resultar de gran utilidad, como la educación de los
doggies domésticos, o más especializados, como el adiestramiento de perros
guía o perros
policía.
Para entender el comportamiento, la
etología canina analiza cómo actúa en su ambiente natural, en la sociedad humana. Sin embargo, por muchas observaciones que los expertos hayan realizado, todavía sigue resultando complicado categorizar qué conductas son ‘
normales’. De ahí los posibles conflictos entre adiestradores y propietarios a la hora de justificar o no un ‘
mal comportamiento’.
Entre los comportamientos más
comunes, aparte de mover la
cola para expresar felicidad, sobresalen el marcaje de la territorialidad, principalmente en los machos a través de la orina y el enterramiento de las heces y de objetos con un cierto
interés para ellos como comida y juguetes. Además, se caracterizan por ser promiscuo y fieles a sus dueños, a los que defienden y
respetan.
La etología canina ha
verificado que hay razas más proclives a la afabilidad con el ser humano que otras, estas últimas normalmente categorizadas como ‘
razas peligrosas‘.
La información previa sobre el
carácter general de las distintas razas, y sobre cómo educar correctamente a nuestras mascotas en las primeras etapas de su
desarrollo, pueden ser la clave del éxito en la futura convivencia. Aun así, recomendable que todo comportamiento que el propietario considere como ‘
anormal’ sea analizado por un adiestrador o un veterinario
especializado en etología.
Vía Mis animales
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