¿Juego o pelea?
No siempre es fácil reconocer el juego. Un doggie que juega puede gruñir, morder, abalanzarse, perseguir, montar, etc… pero todo esto sin tener la intención real de cazar, aparearse o atacar. Para muchos dueños no hay mucha diferencia entre un ladrido de verdad y uno de juego y en algunos casos, hasta nuestros doggies se equivocan y pueden pasar del juego a una pelea. ¿Sabes distinguirlo?
Para demostrar que tienen intención de jugar, nuestros doggies suelen mostrar ciertas señales: codos en el suelo, parte trasera levantada, expresión relajada y atenta, boca abierta, ladrido agudo, cola alta y con movimientos amplios… Los doggies muestran este comportamiento para empezar el juego o reducir el riesgo de malos entendidos, por ejemplo cuando juegan con otros doggies o antes de realizar una acción que podría tener un sentido ambiguo, como abalanzarse.
Dar pequeños saltos doblando los codos y sin moverse del sitio o acercarse y alejarse de forma brusca del compañero de juego son otras señales que también sirven como invitación a jugar.
Estas señales ayudan a diferenciar entre juego y agresión. Sin embargo, su ausencia no implica que los doggies no estén jugando. Así que ¿en qué tenemos que fijarnos para reconocer si es que estamos viendo alguna agresión? Debemos fijarnos en la presencia de heridas, los intentos repetidos de uno de los doggies de parar el juego, la escasez de conductas cooperativas para seguir jugando, el control que uno de los doggies ejerce sobre todos los movimientos del otro, la presencia de pocas pausas en el juego o el cambio en el tono de los ladridos que pasan de agudas a graves y amenazantes. Cuando esto ocurre, o ante la duda de que los perros no estén jugando, es importante separarlos antes de que empiece una verdadera agresión.
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