Epilepsia en doggies




La epilepsia es una dolencia neurológica que provoca descargas electroquímicas en el cerebro de nuestro doggie que le ocasionan convulsiones. Es importante acudir al veterinario cuando asistamos a la primera crisis para que descarte si detrás hay otro problema, como un tumor, y nos indique cómo actuar en los momentos más graves.

Los síntomas pueden darse a notar a simple vista, pero es recomendable consultarlos con el especialista porque hay otras enfermedades que provocan reacciones muy parecidas. Por tanto, es recomendable que sea un profesional el que diagnostique claramente que se trata de epilepsia.
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¿Qué le pasa al perro cuando tiene un ataque epiléptico?

Antes de una crisis, nuestro doggie se mostrará nervioso. Puede incluso que realice comportamientos que no son propios en él. Una vez que tiene un ataque, el can se caerá de lado y mostrará los siguientes síntomas:

  • Convulsiones
  • Exceso de salivación
  • Contracciones musculares
  • Vómitos
  • Movimientos compulsivos de las patas
  • Se hará caca y pipí de manera descontrolada
  • Tendrá problemas para responder a los estímulos que le rodean

Cuando pasa la crisis, que no suele durar más de 10 minutos, nuestro doggie estará asustado, cansado y desorientado.

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¿Qué tratamiento hay?


A día de hoy solo existe el tratamiento farmacológico, que ayuda a mitigar los síntomas y reduce la frecuencia de los episodios más graves, sin embargo no cura la epilepsia. Por tanto, hay dos aspectos que resultan cruciales para hacer frente a esta enfermedad:

  • Por un lado, el seguimiento veterinario, que es vital para seguir la evolución de esta patología neurológica y pautar la medicación en el caso de que se haya recetado.

  • Por otro, la actuación de los dueños durante los momentos de crisis. En todo momento hay que mantener la calma, vigilar la evolución del episodio epiléptico y alejar aquellos objetos o muebles que podrían causar daños en el animal. Lejos de lo que se cree, no se recomienda acercarse al perro, ya que las convulsiones pueden provocar reacciones agresivas. De ahí que no sea aconsejable acariciarlo ni tocarle la boca o el hocico, pues podría mordernos.


Una vez haya pasado el ataque, es conveniente que le demos abundante agua a nuestro doggie. Las convulsiones le dejarán exhausto y el exceso de saliva hará que tenga mucha sed.









Vía Mundo Animalia

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