Pulgas, como si no tuviéramos suficiente de ellas.
Estos parásitos externos que se alimentan de sangre de diversos animales y pueden ejecutar saltos largos en proporción a su tamaño, pudiendo así alcanzar fácilmente a
nuevos huéspedes, gracias a que en sus articulaciones poseen resortes de la proteína más elástica conocida como resilina.
Además de ser de lo más molestas, las pulgas pueden suponer problemas de diversa gravedad al ser transmisores de más de una enfermedad a nuestras
mascotas, ya sean gatos o perros. Somos conscientes de que la mayoría de nosotros trata el problema en seguida, pero nunca está de más enumerar las diversas complicaciones que puede ocasionar la presencia de pulga.
A continuación te comento alguna de las enfermedades que estos parásitos pueden transmitir:
Dipilidiosis
Este parásito puede puede
contagiar a humanos. Las pulgas se encargan de transmitir la fase larvaria del mismo, haciendo de huéspedes intermediarios y yendo a afectar directamente el ano del animal. Nuestra mascota avisa de los primeros síntomas
restregando sus posaderas por el suelo, intentando aliviar el prurito que se le haya podido ocasionar. Otra prueba, más evidente, es la presencia de
gusanos en las heces, pelo, o lugares de descanso del animal. Se trata de una infección que puede tener complicaciones estomacales, diarrea e irritaciones severas, por lo que al menor síntoma conviene llevar a cabo una desparasitación tanto de animal, como del entorno, en caso de no haberse hecho antes; y si se confirma la presencia del parásito, se deberá llevar un control completo.
Rickettsia
Las Rickettsia rickettsii es una bacteria cuyos
principales síntomas son: fiebres muy altas, edemas, hiperemias, petequias, necrosis facial y en extremidades, hemorragias e incluso, en casos extremos, signos neurológicos. Se le conoce como
“fiebre de las montañas rocosas”. Se trata de una enfermedad que afecta principalmente a perros y humanos, especialmente difundida en el continente Americano. Una variante bastante difundida es la R. typhi, causante de tifus endémico, y cuyos síntomas más habituales son fiebres, anorexia, dolor abdominal, vómitos y diarreas, etcétera. Sea como sea, se trata de una infección de rápida recuperación cuando es tratada a tiempo.
Hemoplasmosis canina
Las Hemoplasmas son bacterias que pueden encontrarse en todo el mundo, y que tienen en su punto de mira principalmente a gatos siendo
inusual en perros. Aún no está del todo claro cuál es el modo de infección natural, pero está prácticamente confirmado que las pulgas y garrapatas tienen mucho que ver. Lo que sí se saben los
síntomas: anemia (palidez de las mucosas), anorexia y pérdida de peso, depresión, letargia y fiebre le hacen pasar un calvario a nuestro
doggie, y aunque la infección se puede tratar, no se acaba de eliminar del todo, por lo que conviene andarse con ojo y, en medida de lo posible, prevenir vía desparasitación del can y su entorno.
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